América Latina es la región emergente más floreciente del mundo. Los Vancouver, Lisboa y Tel Aviv del mundo pueden tener algo que decir al respecto, pero prácticamente todos los países latinoamericanos parecen tener una ciudad o región que es el «Silicon Valley de X», ya sea Guadalajara, Santiago, Lima, o San José. Las miradas de los inversionistas se están desplazando hacia las variadas costas de América Latina, y sus riquezas son algunos de los secretos mejor guardados del mundo, y una expansión latinoamericana puede revelar sus características más atractivas.
Por qué algunas empresas se están mudando a América Latina
Hay muchos factores que impulsan este cambio hacia las expansiones latinoamericanas. Una explicación citada con frecuencia es el llamado “factor estadounidense”. Muchas empresas se están mudando a América Latina debido a:
- Costos de producción y operación favorables
- Fantásticos enlaces de transporte hacia y desde los Estados Unidos con tiempos de vuelo manejables
- Enormes extensiones de costa que equivalen a capacidades de envío masivas
- Zonas horarias similares a los Estados Unidos
Moverse hacia el sur incluso tiene un nombre; el fenómeno de ‘near shoring’ se ejecuta maravillosamente en muchos países de LATAM, ninguno más que México, que en los últimos años ha surgido como un mercado de inicio enormemente competitivo.
Otro posible factor impulsor es el progreso significativo en términos de índices de infraestructura que se encuentran en América Latina. Los países se están modernizando a un ritmo impresionante y son más complacientes que nunca con respecto a consideraciones clave, que incluyen:
- Redes viales y ferroviarias
- Mejoras a través de grandes proyectos de construcción, como los que se ven en el Canal de Panamá
- Ampliación integral y mejoramiento del acceso a internet en la región
Si tomamos como ejemplo a Colombia, la GSMA (Global System for Mobile Communications Association) , una empresa con sede en Londres que promueve la innovación y accesibilidad de las telecomunicaciones, evaluó que cerca del 95% del país tiene acceso a cobertura 3G. De hecho, se estima que para 2020, el 76% del continente tendrá acceso a internet móvil. Los números son indicativos de un mercado cada vez más transparente con una accesibilidad impresionante a la herramienta más crucial de los negocios modernos: Internet.
Sin embargo, el desarrollo que podría decirse que ha tenido el mayor impacto en convencer a las empresas para trasladar sus operaciones y establecer una entidad local en América Latina , ha sido el surgimiento de incubadoras de empresas emergentes y proyectos aceleradores. Tanto los proyectos privados como los respaldados por el gobierno son comunes y han facilitado la entrada al mercado latino con gran éxito.
¿Qué es una incubadora de empresas emergentes y es lo mismo que una aceleradora?
Las incubadoras y aceleradoras de empresas emergentes son conceptos relativamente modernos, pero ambos fomentan la innovación. Sin embargo, ambos términos se manejan con bastante frivolidad y, a menudo, se pierden los sutiles matices de cada institución.
Ambas instituciones sirven para apoyar el desarrollo de empresas jóvenes, pero la diferencia es dónde y cómo se distribuye la ayuda. Un acelerador es quizás más simple de entender, ya que hace exactamente lo que dice en la lata; un acelerador brinda apoyo, consultoría y un flujo de caja crucial a las empresas para acelerar la tasa a la que crecen. Los candidatos normalmente ingresan a un proceso de solicitud, que los verá seleccionados para el programa. Con este apoyo y asesoramiento, las empresas tienen el apoyo que necesitan para perseguir (y alcanzar) sus objetivos en un período de tiempo significativamente más corto que si no hubieran estado en el programa.
Una incubadora , por otro lado, tiene el mismo objetivo, pero finalmente aborda el desafío desde un punto de vista ligeramente diferente. Mientras que una aceleradora tomará un negocio joven ya existente e intentará llevarlo al ‘siguiente nivel’, las incubadoras buscan ofrecer dirección, administración y apoyo financiero para un concepto y apuntan a convertirlo en un negocio funcional y rentable. La naturaleza un poco más maternal de una incubadora significa que no hay marco de tiempo y es perfecta para proyectos de menor escala.
¿Qué modelo está teniendo éxito en América Latina?
La respuesta es ambos. Los programas de más alto perfil respaldados por el gobierno se incluyen en la categoría de aceleradores. Programas como Start-Up Chile , posiblemente el padre fundador de esta tendencia, ofrece varios paquetes para empresas en sus inicios. Desde la inauguración de los proyectos en 2010, el gobierno chileno ha invertido más de 40 millones de dólares en más de 1000 empresas emergentes. Hay programas similares respaldados por el gobierno en Argentina y Perú, así como proyectos con fondos privados como el Fondo de Fondos mexicano.
También hay muchas incubadoras exitosas que están transformando ideas de alta calidad en empresas completamente funcionales. Un desarrollo interesante y necesario de muchas de estas incubadoras , como Socialab de Santiago y Ruta N de Medellín, es un enfoque en la innovación verde y socialmente sostenible. Para muchas empresas que buscan ingresar a este espacio verde, o expandir sus operaciones mediante la creación de una sucursal y la contratación remota, estas son solo dos de las muchas incubadoras que fomentan la mentalidad socialmente justa enfocada en nuevas empresas socialmente justas.
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